AUTORA: Leire Merino, Paralegal , MARQUESPATENT,S.L.
Ahora que se ha inaugurado la celebración de una de las ferias más importantes en relación a la telefonía y las nuevas tecnologías, el Mobile World Congress, todas las miradas y pensamientos se centran en cuáles serán las novedades más impactantes y sorprendentes que se mostraran.
A lo largo de los años, grandes compañías como Google y Samsung entre otras, han conseguido desarrollar sus productos e ir evolucionando hasta lo inimaginable. Lo que ahora nos parece de lo más normal y básico, como son las pantallas táctiles que nos permiten interactuar con la interfaz, han significado un gran cambio.
El ser capaces de interactuar con el dispositivo y de poder ejecutar acciones mediante un simple gesto ha sido objeto de varias disputas en el ámbito de la propiedad industrial.
Actualmente, y dado que dichos gestos ya parecen ser algo básico, se ha intentando evolucionar hacia los gestos al aire, sin contacto con la interfaz, que nos permitan realizar las mismas acciones de siempre. Esto, no solo sugiere un cambio a nivel tecnológico sino que también supone una nueva evolución y reto para el sistema de la Propiedad Industrial e Intelectual que suele tardar en adaptarse dada la velocidad a la que evolucionan las tecnologías.
Si bien es verdad que este tipo de tecnología ya se dejó vislumbrar con el “Xbox Kinect” de Microsoft o la “Wii”, aparatos con sensor de movimiento que te permitían realizar gestos retransmitidos después en la pantalla, lo que se intenta ahora es que la interacción entre usuario y dispositivo sea máxima y que no se trate sólo de una mera reproducción del movimiento.
Gestos como el que quiere implementar Google en su Google Glass para poder indicar un “me gusta” mediante el gesto de poner las manos en forma de corazón delante del objeto o imagen, o el implementado para interactuar con el reloj de Samsung, deberán ser protegidos mediante una patente.