A Félix Hoffman, un farmacéutico de la marca Bayer, se le debe el hecho de que los dolores de cabeza y musculares sean un poco más llevaderos desde hace 115 años. El 6 de Marzo de 1899 se patentaba la aspirina, acontecimiento a partir del cual empezó a comercializarse a nivel mundial.
Pero los comienzos nunca son sencillos. El laboratorio con el que colaboraba Hoffman, Bayer, presentó en un inicio la patente en Alemania, pero no se la concedieron. El país germano negó esta patente alegando que Hoffman no fue el primero en inventar el ácido acetilsalicílico.
Décadas atrás, otros dos científicos habían conseguido sintetizar la sustancia, pero la diferencia radicaba en que el químico de Bayer fue el primero en conseguir que la fórmula fuera estable y se pudiese emplear con fines terapéuticos. Como coloquialmente se dice, quien la sigue la consigue. Eso debieron mantener los laboratorios Bayer, y tras la negativa de Alemania acudieron a Estados Unidos. Los americanos no pusieron obstáculos y se consiguió la patente para comercializar la aspirina. A partir de aquí y hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, Bayer se encargó de distribuir de forma monopolística el producto a nivel mundial. En la actualidad, la producción del ácido acetilsalicílico manufacturado se realiza íntegramente en la planta asturiana de Langreo.
Fuente: muyinteresante